En el artículo anterior, hablamos del libro de los salmos y pregunté cuál es tu salmo favorito. Alguien comentó el salmo 21. En las biblias católicas la numeración de los salmos del 9 al 147 difieren, debido a que algunos de ellos fueron unidos y otros separados al momento de ser traducidos al griego. De la versión griega se realizó la traducción al latín, la cual fue difundida y es, hasta hoy, la numeración usada en la liturgia.

Por ejemplo, el salmo 50 litúrgico, corresponde al 51 en la numeración hebrea y protestante. Te recomiendo conocer la numeración doble de tu salmo preferido.

En el caso del salmo que se mencionó en el comentario, intuyo que será el salmo 21(22).

En cuanto a la traducción, usaremos la traducción de la Biblia de Jerusalén.

Este salmo lo podemos conocer con el título de las primeras palabras de éste, que es: Dios mío, Dios mío. También este salmo es conocido con la rúbrica sufrimiento y esperanza del justo.

Antes de realizar una presentación del Salmo, leamoslo buscando degustarlo, saborearlo, pasando lentamente por cada una de sus palabras y orando a través de ellas.

1 [Del maestro de coro. Sobre ‘la cierva de la aurora’. Salmo de David.]

2 ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?

Estás lejos de mi queja, de mis gritos y gemidos.

3 Clamo de día, Dios mío, y no respondes,

también de noche, sin ahorrar palabras.

4 ¡Pero tú eres el Santo, entronizado

en medio de la alabanza de Israel!

5 En ti confiaron nuestros padres,

confiaron y tú los liberaste;

6 a ti clamaron y se vieron libres,

en ti confiaron sin tener que arrepentirse.

7 Yo en cambio soy gusano, no hombre,

soy afrenta del vulgo, asco del pueblo;

8 todos cuantos me ven de mí se mofan,

tuercen los labios y menean la cabeza:

‘Se confió a Yahvé, ¡pues que lo libre,

 que lo salve si tanto lo quiere!’.

10 Fuiste tú quien del vientre me sacó,

a salvo me tuviste en los pechos de mi madre;

11 a ti me confiaron al salir del seno,

desde el vientre materno tú eres mi Dios.

12 ¡No te alejes de mí, que la angustia está cerca,

que no hay quien me socorra!

13 Novillos sin cuento me rodean,

me acosan los toros de Basán;

14 me amenazan abriendo sus fauces,

como león que desgarra y ruge.

15 Como agua me derramo,

mis huesos se dislocan,

mi corazón, como cera,

se funde en mis entrañas.

16 Mi paladar está seco como teja

y mi lengua pegada a mi garganta:

tú me sumes en el polvo de la muerte.

17 Perros sin cuento me rodean,

una banda de malvados me acorrala;

mis manos y mis pies vacilan,

18 puedo contar mis huesos.

Ellos me miran y remiran,

19 reparten entre sí mi ropa

 y se echan a suertes mi túnica.

20 Pero tú, Yahvé, no te alejes,

corre en mi ayuda, fuerza mía,

21 libra mi vida de la espada,

mi persona de las garras de los perros;

22 sálvame de las fauces del león,

mi pobre ser de los cuernos del búfalo.

23 Contaré tu fama a mis hermanos,

reunido en asamblea te alabaré:

24 “Los que estáis por Yahvé, alabadlo,

estirpe de Jacob, respetadlo,

temedlo, estirpe de Israel.

25 Que no desprecia ni le da asco

la desgracia del desgraciado;

no le oculta su rostro,

le escucha cuando lo invoca”.

26 Tú inspiras mi alabanza en plena asamblea,

cumpliré mis votos ante sus fieles.

27 Los pobres comerán, hartos quedarán,

los que buscan a Yahvé lo alabarán:

¡Viva por siempre vuestro corazón!.

28 Se acordarán, volverán a Yahvé

todos los confines de la tierra;

se postrarán en su presencia

todas las familias de los pueblos.

29 Porque de Yahvé es el reino,

es quien gobierna a los pueblos.

30 Ante él se postrarán los que duermen en la tierra,

ante él se humillarán los que bajan al polvo.

Y para aquel que ya no viva

31 su descendencia le servirá: hablará del Señor a la edad

32 venidera, contará su justicia al pueblo por nacer:

«así actuó el Señor»

Nos encontramos frente a un salmo de súplica; este tipo de salmos contienen una estructura definida: invocación a Dios, exposición del caso y promesa de alabanza a Dios. Este género demuestra la gran confianza que tiene el salmista en Dios, y que en el Señor encuentra su refugio.

Ante un momento de angustia y de desesperación, el salmista se dirige a Dios y realiza una gran profesión de fe, con la certeza que el Señor vendrá a socorrerlo y a responder a la ayuda que pide.

La invocación al Señor, que se encuentra al inicio de este salmo, se presenta en forma de pregunta, «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Así se expresa el gran sentimiento de abandono del salmista; se siente solo, olvidado, y la pregunta que surge delante del mal, es ¿por qué?, ¿qué he hecho? El salmista, como cada uno de nosotros, frente a una situación de opresión, de angustia, de enfermedad, clama al Señor y pregunta el por qué. Pregunta que no será respondida en el salmo. El salmista se encuentra solamente con el silencio de Dios, pues afirma «no me respondes».

Posteriormente, se realiza una gran profesión de fe: «en ti confiaron nuestros padres, confiaron y tú los liberaste;/ a ti clamaron y se vieron libres, / en ti confiaron sin tener que arrepentirse» El salmista expresa que confía en Aquel en quien confiaron sus antepasados, porque a Él clamaron y fueron liberados.

Después de la invocación con la que se abre el salmo, nos encontramos delante de la exposición del caso (quizá la más extendida del salmo). Aquí el salmista muestra una gran confianza en Dios, pues al Señor dice lo que le sucede. De aquí podemos extraer un gran ejemplo de oración de súplica, diciendo cómo nos sentimos, con imágenes y ejemplos muy claros: la jauría de perros, la sequedad como una teja, los huesos dislocados. El salmista no duda en reconocer delante de Dios cómo se siente; no duda en afirmar a Dios cómo se encuentra, signo de su gran confianza en Él.

Todo lo anterior tiene un giro decisivo en el versículo 20, en el cual la súplica adquiere un tono cercano a un grito, a un gemido, aunque lleno de confianza en Dios: «No te alejes, libra mi vida de la espada…»

En el versículo 23 encontramos el inicio de la promesa o alabanza al Señor. Casi siempre en este género de salmos se proyectan al futuro, a modo de un voto o promesa al Señor de parte del salmista, quien se encuentra en peligro y ofrece al Señor algo una vez que vea su situación cambiada.

En este género de salmos, es común también encontrar una petición de venganza a los enemigos del salmista. Éste particularmente carece de dicho elemento. lo cual nos muestra la belleza del mismo, y del corazón de su autor. Expresa una enorme confianza en el Señor que es también confianza en la justicia divina; deja en las manos del Señor su situación, sabiendo que es Justo.

Al utilizar este salmo en tu oración personal, recuerda que seguramente Jesús también lo hizo a lo largo de su vida. Además, los evangelistas nos recuerdan que fue utilizado por el Señor en la cruz, ¡en el momento más doloroso de su vida! Utilizó este salmo por completo, no pidiendo, por tanto, la venganza de sus enemigos sino que se abandonó a su Padre, manifestándole su confianza y amor.

La belleza de este salmo radica en la expresión de confianza en el Señor en el momento del peligro y la angustia.

¿De qué otro salmo te gustaría un pequeño comentario? ¡Te leo!

Ernesto Camarena

Publica desde febrero de 2022

Soy un religioso Pavoniano, inflamado de amor de Dios. Mexicano viviendo en Italia. Actualmente soy un estudiante de Teología. La Sagrada Escritura y los Padres de la Iglesia me fascinan. Me encanta leer y escribir acompañado de un buen café. «Me has llamado Amigo»