Muchas veces queremos retirarnos del entorno en el cual nos encontramos por distintos motivos como estrés, molestia, cansancio, etc. y solemos caer en la famosa frase “necesito unas vacaciones”. Pues… tal vez sí, es real que necesites unas vacaciones. Pero lo que necesitas realmente es desconectarte de todo aquello que te presiona, invade y no te deja ser.

Hace poco realice un viaje al norte argentino, y entre muchas cosas viaje a la Cuesta de Lipan y Salinas Grandes, me pasé el viaje mirando por la ventana y contemplando la ruta y sus paisajes, y me di cuenta de algo:

¡Señor qué bien se está aquí! Mt 17, 4; Mc 9, 5; Lc 9, 33

No solo por el hecho de encontrarme de vacaciones, sino por el hecho de que la desconexión con las preocupaciones me ayudó a conectarme con lo que realmente es importante: “la fe en Cristo Jesús” (Gal 3, 26).

Podríamos compararnos con un gusano, como sabrán el gusano tiene un proceso de transformación, para resumirlo… se mete en su capullo y luego se convierte en mariposa. El cristiano es como un gusano, pero para que se convierta en una mariposa debe pasar por un proceso.

Una vez que el cristiano está en su capullo, es necesario que active su red wifi, y se conecte con Dios, hay muchas formas de hacerlo: por medio de la creación, la naturaleza, y los hombres mismos, todas estas son expresiones del amor de Dios y podemos encontrar distintos tipos de belleza en cada una. Lo bueno es que el wifi, en este caso, es gratuito, ya que la fe es un regalo. 

De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es. 2 Cor 5, 17

Con estas palabras Pablo nos da a entender que si somos cristianos, o si somos de Cristo, debemos mostrar un cambio. Tal vez no sea un cambio físico como el del gusano, pero sí un cambio en la forma de pensar y un cambio en la forma de actuar (cfr. Rm 12,2).

Por ese motivo el Apóstol Pablo en otras cartas sigue hablando del tema, pareciera reiterativo, pero no lo es:

Y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad. Ef. 4, 24

Pablo quiere que nos despojemos de todo aquello que nos aleja de Dios, la vida vieja, en la cual nos ocupábamos solo de las cosas materiales, de lo inmediato, donde queríamos satisfacernos con lo material, y no veíamos lo importante. Despojémonos de la naturaleza del gusano, y hagamos este proceso de metamorfosis.

El cristiano, así también como el gusano, pasa tiempo dentro del capullo para asimilar esta nueva vida, es un cambio interior el entregar nuestra vida a Cristo, porque Él hace “nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5). Y es así como nos transformamos en mariposas, en este punto nuestro pensamiento y nuestro actuar no será el mismo, ya que “en Él vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17, 28). Nuestra vida y nuestra naturaleza ha cambiado debido a nuestra unión con Cristo.

El gusano ve volar a la mariposa y nunca se imagina que podrá ser como una de ellas, así como las mariposas ven hacia abajo y tampoco recuerdan que un día fueron gusano, su naturaleza cambió.

Transformados por la presencia de Cristo y del ardor de su palabra, seremos signo concreto del amor vivificante de Dios para todos nuestros hermanos. Papa Francisco Ángelus 6-08-2017

Como cristianos maduros, salidos del capullo, nuestros ideales y ambiciones son diferentes, nuestra perspectiva de ver al mundo ha cambiado y nuestro deseo es servir al Señor, y vivir una vida que de testimonio de Él.

Gabriel M. Acuña

Publica desde marzo de 2020

Argentino. Estudiante de Psicología. Diplomado en liderazgo. Miembro de Fasta. Consigna de vida: "Me basta Tu gracia" (2 Cor 12, 9). Mi fiel amigo: el mate amargo. Cada tanto me gusta reflexionar y escribir, siempre acompañado del fiel amigo. ¡Totus Tuus!