Nunca se nos ha mostrado desde una perspectiva lo que está por venir. Aun cuando los adivinos y profetas de nuestros días se desvelan por predecir o diagnosticar nuestro futuro, no son más que una usurpación barata de Dios, pues sólo Él conoce plenamente lo que hay más allá del metro de enfrente que hoy podemos ver.

El metro de enfrente lo constituyen nuestras pocas certezas, las situaciones que hoy experimentamos; en pocas palabras, lo concreto de nuestra vida. Es así como las ansias de control nos impiden ver la belleza de lo que hoy tenemos, robándonos la calma por lo que mañana podrá llegar .

Para nosotros, caminantes que muchas veces se extravían en los rumbos desconocidos de la vida, la Sagrada Familia se nos presenta como modelo de confianza perfecta en momentos de incertidumbre, y San José, como cabeza de esta santísima familia, es el educador propicio en el abandono a los designios de la Providencia Divina.

Una vez escuché decir sobre San José que un hombre con fe humana no hubiese sido capaz de partir a Egipto con su esposa y su hijo a mitad de la noche sin mayores posesiones y conociendo de antemano los peligros que se podrían encontrar en esta tierra extranjera. Consecuentemente, se puede afirmar que fue necesario que José poseyera una fe sobrenatural, producto de una confianza absoluta en el Padre.

No ocurrirá nada que pueda estar en contradicción con Su voluntad. Él está velando y ayudando a todos… pero deja que nos afanemos para que pongamos la confianza en Él. La sombra del Padre, Jan Dobraczynski

Así fue como el valentísimo José partió a Egipto dejando atrás todas sus seguridades humanas: su hogar, su trabajo, sus amigos y familiares, hasta su institución religiosa al dirigirse a tierras paganas. Ello no supone que a Dios le agrade nuestro sufrimiento, pero, como Padre que nos ama con infinito amor, siempre permite situaciones en nuestra vida que nos lleven al ejercicio heroico de las virtudes, aun cuando no somos conscientes de la belleza de esta llamada.

El ángel tampoco le comunicó en sueños a José que al llegar a Egipto recuperaría todo lo que estaba dejando atrás. Nosotros, por el contrario, cuando el Señor nos llama, nos afanamos por calcular las pérdidas y ganancias que conllevaría darle el “sí” a Dios. San José solo veía el metro de enfrente y eso le bastó para dar su fiat.

Yo decido, pero Él nos guía, por eso hemos escapado del peligro. La sombra del Padre, Jan Dobraczynski 

Puede que también para ti hoy el camino resulte confuso, pero al final todo se trata de aprender de la belleza de la confianza en Dios, no en nuestras capacidades humanas limitadas, pues los abandonados por el mundo encuentran siempre un lugar privilegiado en el corazón del Padre, y San José lo sabía muy bien.

Mar adentro te lanzas José, mares inciertos te esperan, pero no temes, porque tu sabes, que las velas de tu alma, son llevadas por la brisa de Aquel en quien pusiste tu esperanza. Himno a San José, Padre Roberson Acosta 

Seguramente hoy también el Señor te está llamando a dejar la comodidad y partir a Egipto. A semejanza de nuestro padre San José, no sabemos lo que está por venir, pero confiamos en Dios, y eso nos basta. Pidámosle a San José la valentía para decir siempre “sí” a la llamada de Dios, aun sólo con la certeza del metro de enfrente.

María Paola Bertel

Publica desde mayo de 2019

MSc en desarrollo social, pero lo más importante: soy un alma militante, aspirando a ser triunfante. Me apasiona escribir lo que Dios le dicta a mi corazón. Aprendí a amar en clave franciscana. Toda de José, como lo fue Jesús y María.