¡Dios es increíble!

Considero que es por excelencia un gran escritor que, desde el principio, nos ha dejado innumerables detalles en toda su obra para que sigamos conociéndola más y más profundamente. 

Comparto todo el tiempo la opinión de que, justo cuando crees que por fin has descubierto todo sobre algo en especial de Dios y de la historia de la Salvación, justo cuando crees que ya has entendido todos los detalles, la imagen de Dios Padre aparece en la escena con una mirada fija en ti, con una sonrisa de ternura diciendo con un poco de ironía: “con que ya crees haberlo entendido todo, hijo mío”.

Lo especial de Dios como escritor, y que a mi me ha dejado maravillado, es que toda su obra no es una historia que esté escrita completamente por Él mismo, sino que es un relato que está compuesto de partes suyas y de cada uno de nosotros. Entonces, es como si de acuerdo a cada paso que damos, Él ya está cien adelante, creando un futuro de una historia que aún no conocemos, pero que está destinada para nosotros y de la cual somos co-creadores. 

De esta misma manera fue la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel.

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Nos quedaríamos muy cortos de pensamiento si sólo tomáramos la Visitación de la Madre de Dios a su prima como una visita normal de un ser querido a otro.

Con Dios, cada detalle es importante, y por lo tanto, con Él que lo es todo, cada pormenor que suceda con Dios es igual de importante como Él mismo. 

María es la persona clave de este episodio, porque ella desde el momento que aceptó convertirse en la esclava del Señor (Cfr. Lc 1, 38) dejó de ser una mujer como todas las demás; en contraparte, todo lo que ella hiciese de ahora en adelante, durante su embarazo, el nacimiento y la vida de Jesús, se convertiría en algo trascendental.  

Sin María esta historia no podría estar completa. Porque el comienzo de la acción de Jesús en el mundo fue en el vientre de la Virgen y no a partir de su nacimiento. Sin embargo, el papel de María se convierte en protagónico, porque por mucho que se hable del Hijo, antes estuvo su Madre que lo hizo todo para Él. 

Todo a Jesús por María; todo a María para Jesús

Cuando hay voluntad de seguir al Espíritu Santo se nota; María así lo hizo. Al levantarse con prontitud para ir a casa de su prima (Cfr Lc 1, 39), María, de este modo, comenzó a darnos detalles en la Visitación. Es la Madre de Dios una mujer virtuosa porque es previsora, entusiasta y cariñosa, porque considera primero a los demás, Ella ya con conocimiento del Hijo que está en su vientre, quiere ir a visitar a su prima por el milagro que ha sucedido también en su vientre y decide quedarse con ella porque reconoce que su prima va a necesitar ayuda.

Pero esa visita se convierte en misión porque María no va sola, va el Hijo de Dios con Ella y su prima Isabel lo supo. Seguramente en tu familia habrá algún hijo o hermano casado, y cuando recibes una visita de ellos es motivo de alegría. Pero esa felicidad es mucho mayor cuando sus hijos vienen con ellos, ¿verdad?

¿Podrías imaginar la felicidad de Isabel, la prima de María, al recibir su visita? Puede que no nos quepa en la mente, pero sí en el corazón, porque cada lugar al que llegue Jesús y cada lugar al que queramos llevarlo se convertirá en una misión en la que Él permanezca ahí, entre nosotros.

Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Lo maravilloso también de esta parte de la historia de Dios es reencontrarse una vez con la Virgen María. Es darse cuenta de que ella, sin saberlo, se convertía en una Reina por ser la Madre de Dios. Pero que al igual que su Hijo, ella no se disponía a ser servida, sino a servir a los demás. 

Es con María que se abre un nuevo camino a través del cual se puede encontrar a Dios, pero en su presencia más frágil y también mística, al estar Jesús en ella. Y con su voluntad, pronta y auxiliadora por los que Ella ama, la Visitación es una sorpresa que también puede llegar a ti, en tu hogar, así como lo fue su prima Isabel. 

Cree en María junto conmigo, pues nunca vamos a parar de sorprendernos de Dios, si es a Él a quien tanto buscamos por todos lados. ¡Qué maravillosos consejos podríamos recibir de nuestra Madre, pues ella misma lo llevó en su vientre!

Tal vez te llevarás nuevas y bellas sorpresas de Cristo, y puede que sea por boca y testimonio de su propia Madre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.

Amén.

Magnificat

Diego Quijano

Publica desde abril de 2019

Mexicano, 28 años, trabajando en ser fotógrafo, bilingüe y un buen muchacho.