La comunidad de los creyentes en Cristo, a lo largo de su historia ha elegido modalidades concretas de celebrar su fe. Una de ellas es a través del tiempo; a lo largo de un año la Iglesia celebra los momentos centrales de la vida cristiana. El Domingo, día en que semanalmente recuerda la resurrección de su Señor, es el día por excelencia para celebrar Su victoria sobre la muerte, con la cual nos ha dado vida, y en abundancia.
De la misma manera, el sagrado triduo Pascual es el centro del Año litúrgico, en el cual celebramos la pasión, muerte y resurrección del Señor. He dedicado un articulo en este medio explicando a grandes pinceladas su contenido y sentido.
En esta ocasión, nos detenemos a contemplar la belleza de la alegría que surge del día más importante del año liturgico: el Domingo de Pascua, en el cual celebramos la resurrección de Cristo, su victoria sobre el pecado y sobre la muerte.
Así pues, esa alegría desbordante continúa no solo por una semana, sino por una semana de semanas. Es decir, por cincuenta días continuará el gozo Pascual, que concluye con la solemnidad de Pentecostés, broche de oro de la alegría y de los dones de la Pascua: Cristo resucitado nos dona su mismo Espíritu y su presencia de amor a través de Él.
El camino que el tiempo Pascual nos ofrece es una oportunidad para renovar nuestro discipulado, nuestro itinerario de seguidores del resucitado. Así como hemos vivido intensamente el triduo pascual, ahora se presenta una nueva oportunidad… ir a Galilea, pedía el resucitado a sus amigos. Nosotros, después de un intenso camino cuaresmal, nos encaminamos a vivir el itinerario Pascual, en el cual, regresando a nuestra Galilea, a nuestra cotidianeidad, podremos experimentar la presencia del resucitado en nuestras vidas.
Lucas no esconde las dificultades y fatigas que al inicio tuvo la Iglesia, pero de la misma manera muestra con gran elocuencia y belleza los pilares fundamentales.
En nuestro camino de fe, experimentar y vivir fielmente el momento del tiempo pascual, que cada año se tiene la oportunidad de vivir, es una gracia del Resucitado. Él nos invita a ir a nuestra Galilea, a nuestra realidad cotidiana, y desde allí seguirlo y anunciarlo a aquellos que nos rodean.
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Ernesto Camarena
Publica desde febrero de 2022
Soy un religioso Pavoniano, inflamado de amor de Dios. Mexicano viviendo en Italia. Actualmente soy un estudiante de Teología. La Sagrada Escritura y los Padres de la Iglesia me fascinan. Me encanta leer y escribir acompañado de un buen café. «Me has llamado Amigo»
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