Para todos nosotros es bien sabido que este tiempo de la cuaresma es el momento apropiado para reconciliarnos con el Padre, preparándonos así para la fiesta culmen de la cristiandad: la Pascua. Y así, como para cualquier celebración, debemos prepararnos, pues no podemos llegar a una fiesta sin un traje apropiado para celebrarla. ¿A qué quiero llegar con todo esto? A que estos pocos días que nos quedan antes de dar inicio a la Semana Santa, si no hemos comenzado ya un camino de conversión en nuestra vida, aún tenemos tiempo para hacerlo, recordando que nunca es tarde para volver al Señor.

Él perdona y da la bienvenida a sus hijos, en su eterna misericordia.

HIMNO JUBILEO DE LA MISERICORDIA

Estos días he estado hablando con varios amigos; me han abierto su corazón y me han dicho que en este tiempo litúrgico realmente querían ver un cambio en su vida, dejando de lado ciertos pecados que les alejan de nuestro Señor, pero que verdaderamente esto les cuesta, llegando a pensar que es como si estuvieran condenados a vivir con estos males toda su vida. A esto siempre les respondo con las palabras de mi párroco, quien al comienzo de este camino cuaresmal me decía que uno de los problemas de los cristianos del siglo XXI es que satanizamos todo. No, no todo es por obra del Maligno. Una de esas amigas también me decía que su directora espiritual le decía que todo sería diferente si viéramos todo desde los ojos de la gracia, es decir, dejando de vivir con miedo a caer en el pecado. A veces es necesario caer para que el Señor pueda levantarnos y manifestarse por medio de la belleza de nuestra debilidad. Pero si vivimos con el pensamiento de que por ser pecadores somos malas personas, viviremos tristes y amargados toda nuestra vida. Ojo con esto, pues no quiero decir que el pecado sea bueno, otra cosa es que no nos convenga.

«Todo está permitido», pero no todo es conveniente. «Todo está permitido», pero no todo es edificante.

1 CORINTIOS 10, 23

Uno de esos amigos me decía también que la belleza de la vida cristiana se encuentra en comenzar y recomenzar de nuevo. No importa si nos caemos, si somos tentados en el camino o si incluso pecamos. Lo que realmente importa es que nos pongamos de pie, que nos dejemos levantar por Cristo y no volvamos a dudar de su perdón. De corazón os invito a que volváis a Dios, a Aquél que no se enoja, a Aquél que es todo amor y misericordia. El Padre siempre nos está esperando con los brazos abiertos, como el padre misericordioso en la parábola del hijo pródigo o como el buen pastor que, cuando nos perdemos, sale en nuestra búsqueda, pues no quiere que el Lobo nos rapte.

Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia.

SANTO PADRE FRANCISCO

Para ir concluyendo este artículo, que de hecho es uno de los más especiales que he escrito, quiero hacer énfasis en lo que dije al principio del mismo, y es que nunca es tarde para regresar al Padre. Si aún no hemos comenzado el camino cuaresmal en nuestra vida, todavía tenemos tiempo de hacerlo, de prepararnos para las fiestas pascuales, de ir tejiendo el vestido apropiado para la gran celebración que nos espera, para morir al pecado y resucitar a la gracia, para dar el paso junto con el Señor, porque eso es la Pascua, el paso del Señor. Aprovechemos al máximo estos días que nos quedan de Cuaresma para acercarnos al sacramento de la confesión en donde Cristo nos espera para dejarnos más blancos que la nieve a través de su perdón y la absolución de nuestros pecados. Que llegado el Domingo de Resurrección podamos decir que hemos pasado de este mundo al Salvador, pues vivimos en el mundo, pero no pertenecemos a él.

Man in the image of Christ reaching out his hand, dark background. Belief in god, christian faith

Aquello que te cuesta, te santifica.

ANÓNIMO

No quiero finalizar sin antes agradecerle a todas aquellas personas que me inspiraron para escribir este artículo y las cuales me han impulsado a seguir adelante cuando parecía que el Maligno me había ganado la batalla, pues es gracias a ellas que he podido sentirme perdonado por Cristo, cuya misericordia es eterna. Bendito sea el Señor por colocar en mi vida amistades santas que me acercan a Él. También me gustaría dejarles a continuación un canto litúrgico que me inspiró para darle nombre a este artículo. Que María Santísima, Madre Dolorosa, quien supo estar en el camino de la cruz y en la cruz, sepa preparar nuestro corazón para la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de su amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

https://youtu.be/HuV5fb_NMjI

John Sergio Reyes León

Publica desde julio de 2020

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Soy un joven de 18 años de edad nacido en Bogotá pero residente en Medellín, la ciudad más católica de Colombia. Trato de seguir el ejemplo de los evangelistas al relatar la buena nueva que Dios ha hecho en mi vida. Parafraseando a san Pablo: Ahora no hablo yo, es el Espíritu Santo el que habla en mí.