Una vez leí en un post de Emily Willson (una youtuber americana muy crack) una frase que me llamó increíblemente la atención y que, a mí parecer, contenía manantiales de gran belleza: “debemos dejar que los hombres sean hombres”.

“Sabemos que nuestra sociedad produce un abundante suministro de muchachos —dice Robert Bly—, pero parece producir menos y menos hombres”. Existen dos razones sencillas: no sabemos cómo hacer que los muchachos emprendan su camino a ser hombres y segundo, en realidad no estamos seguros de querer hacerlo. John Eldredge, Salvaje de Corazón

Cuando un chico actúa caballerosamente, lo que hace es ofrecer sus dones y ponerlos al servicio de su más preciado tesoro. La mujer es para ellos un gran regalo.

Sommers nos recuerda que durante la masacre de Columbine, “Seth Houy lanzó su cuerpo sobre una aterrada chica para escudarla de las balas; Daniel Rohrbough, de quince años de edad, pagó con su vida al arriesgarse a morir por mantener una puerta abierta para que otros pudieran escapar”. John Eldredge, Salvaje de Corazón

Adán nos llevaba en su corazón en forma de deseo desde el principio. Cuando Dios crea por fin a Eva, el primer hombre al verla, colmado de alegría, reconoce inmediatamente el enorme valor que en ella radica, por ser carne de su carne y, al igual que él, imagen de Dios.

Ser hombre es ser iniciador y esto, es algo innegable. Nuestros cuerpos tienen un lenguaje propio y el varón, actúa hacia el otro saliendo de sí mismo.

El sexo masculino es un símbolo para todos de que estamos llamados a donarnos, de que somos regalos.

La esclavitud se detuvo por la fortaleza de hombres, a un terrible precio para ellos y sus familias. Los nazis fueron detenidos por hombres […]. ¿Quienes cedieron sus puestos en los botes salvavidas que dejaban el Titanic, para que se salvaran mujeres y niños? Hemos olvidado que fue un hombre quien se dejó clavar a la cruz del Calvario. John Eldredge, Salvaje de Corazón

Nada más lejos de creerse superiores, como erróneamente se piensa, hacía eso que es para ellos una belleza tan grande, desarrollan una especie de instinto protector que reflejan en actos como: llevarnos una maleta, abrirnos una puerta o dejarnos pasar primero. 

La caballerosidad es reconocer el valor de la mujer, negarse a sí mismo (acentuando a la vez e irónicamente su hombría, aunque parezca contradictorio) y elevar la feminidad a niveles muy altos.

Como mujer, siempre he admirado la forma natural que tiene el varón de ofrecerse y puedo asegurar que -al menos a la mayoría- antes de hacerlo, ni si quiera se les pasa por la cabeza la palabra “débiles” (aunque a veces nos toca ser ser humildes y reconocer que, por pura biología, ellos suelen ser físicamente más fuertes).

Dan lo que tienen, en definitiva lo que son, con humildad, sencillez, buena intención y muchas veces, incluso con la ilusión de poder aportar, aunque sea, algo.

En el darse, en el brindar seguridad, encuentran el reconocimiento de su valor (de ahí la importancia de dejar que los hombres, sean hombres). Es su modo más sencillo de aportar grandeza.

Con esto no quiero decir que las mujeres no puedan ser heroínas. Conozco muchas mujeres que lo son. Esto nos recuerda sencillamente que Dios hizo a los hombres como son porque necesitamos con desesperación que ellos sean como son. John Eldredge, Salvaje de Corazón

El cuerpo femenino supone para el hombre enorme belleza. Nos admiran por lo fácil que les cautivamos (en su caso, por lo general, obtener la atención de alguna mujer es un poco más complicado y requiere un poco más de trabajo).

Es por todo esto por lo que, si tuviera que definirlos con una sola palabra, sería generosos.

El valor que otorga el corazón del hombre a la mujer, se traduce en una necesidad de sentirse por ella querido y aceptado, motivo por el cual es importante agradecerles y aceptar su ayuda cuando nos la brindan.

Hoy la sociedad se empeña en sacar lo peor del hombre, en reducirlo a un mero elemento clave para la preservación de la especie. En muchas ocasiones se habla de ellos como si fueran simples depredadores, algo muy bestia.

Pero como dice Sommers, hemos olvidado una verdad simple: “La energía, la competitividad y el atrevimiento físico de los varones normales y decentes son responsables de mucho de lo que es correcto en el mundo”. John Eldredge, Salvaje de Corazón

El mundo, se ha convertido en un campo de batalla entre hombres y mujeres porque no somos capaces de mirarnos como tendríamos que hacerlo.

Si nos esforzáramos, veríamos belleza en nuestra diferencias. Somos piezas que encajan perfectas en un plan perfecto.

Todo hombre desea tener una batalla que pelear, una aventura que vivir y una bella que rescatar. Toda mujer sueña con un hombre así. John Eldredge, Salvaje de Corazón

Yo, como mujer, me siento orgullosa de ellos. Su capacidad de darse, su manera de cuidarnos, de ofrecerse, me inspira infinita ternura y, no puedo más que sentirme agradecida por todos los hombres que Dios puso, ha puesto y pondrá a lo largo de mi vida.

Mafalda Cirenei

Publica desde marzo de 2020

Suelo pensar que todo pasa por algo, que somos instrumentos preciosos y que estamos llamados a cosas grandes. Me enamoré del arte siendo niña gracias a mi madre, sus cuentos y las clases clandestinas que nos impartía en los lugares a los que viajábamos. Soy mitad italiana, la mayor de una familia muy numerosa y, aunque termino encontrando todo lo que pierdo debajo de algún asiento de mi coche, me dicen que soy bastante despistada. Confiar en Dios me soluciona la vida.