Dios nos pensó en comunidad, para vivir en sociedad. Todo lo que hacemos tiene una influencia en los demás, directa o indirectamente.
¿Entonces nada es completamente “privado”? Estrictamente no, por ser miembros del Cuerpo Místico de Cristo.
Vamos a reflexionar, brevemente, sobre el estudio y el trabajo, y su “misión o función” social.
Una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración.
San Josemaría Escrivá
Cada uno de nosotros está llamado a servir a Dios en una vocación particular, y además de esto, todos tenemos una misión única e individual, ineludible.
¿Dónde estás llamado a ocupar tu vida, para que crezca el Reino? ¿Dónde quiere tu Creador que pongas tus talentos en juego? ¿Qué sueña Él para tu vida?
La profesión o el oficio que elegimos no es el fin de la vida, de hecho, es solo un aspecto. Nuestra vida, nuestro caminar, no puede reducirse a elegir tal o cual carrera universitaria. Eso sería reducirnos acusadamente. Mucho menos nuestro valor está en “esa” profesión. Primero somos, por ese motivo hacemos, y por último tenemos.
Es decir, el valor y la dignidad radican en ser persona humana. Por eso ya somos corona de la creación, y valemos la Sangre del Hijo de Dios. ¿Dimensionamos eso?
Quizá encuentras que es en un oficio, como carpintería, electricidad o costura donde puedes servir mejor. Quizá sea desde la abogacía, la medicina o como docente, En sí no importa, porque como decíamos, no es un fin en sí mismo, sino un medio. Medio importante de reflexionar, pero medio al cabo de todo. Lo importante, estimado hermano, es que le preguntes a tu Creador en oración qué quiere que hagas de tu vida, con el tiempo y los años que Él te regala.
Nuestra vida va cobrando verdadero sentido cuando vivimos en la Voluntad de Dios; cuando conformamos nuestro querer con el Suyo, en todo. Ahora bien, oficio o carrera universitaria, todos estamos llamados al “estudio” de la Verdad. A conocer, para poder comunicar a otros, y no solo para que queden las verdades escondidas en cajones olvidados.
Estudia. —Estudia con empeño. —Si has de ser sal y luz, necesitas ciencia, idoneidad. ¿O crees que por vago y comodón vas a recibir ciencia infusa? San Josemaría Escrivá
A veces las energías declinan, nos desanimamos o perdemos ese primer entusiasmo por lo escogido, que fue el motor inicial. Es esperable que nos ocurra, pero sería una verdadera pena que abandonemos lo comenzado solo porque aparecen obstáculos en el camino. Las trabas estarán, las dificultades nos acompañarán, pero Dios es fiel, vence siempre y solo Él da la victoria a nuestros esfuerzos y cansancios. Si Él te encomendó una tarea, una responsabilidad, no te abandonará jamás.
Está bien que pongas ese empeño en el estudio, siempre que pongas el mismo empeño en adquirir la vida interior. San Josemaría Escrivá
En estos momentos tenemos que pensar en nuestro prójimo. En aquellas personas que se verán beneficiadas por nuestra labor, actual o futura. Pensemos en cuántas personas serán bendecidas si nosotros, simples servidores, hacemos lo mejor que podamos todo el bien que podamos, por gracia divina. Cuando el cansancio llegue, el hastío llame a tu puerta, y el impulso de tirar todo por la borda te aceche, recuerda el bien que se perderá si abandonas tu misión; recuerda tu responsabilidad con Dios y con tus conciudadanos. Recuerda que nada es solo para ti, sino que estamos llamados a ser don para otros.
Y clave para entender esto recurrir a la Palabra de Dios: 12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. 13 Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu. 14 Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. 15 Si el pie dijera: Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo. 16 Y si el oído dijera: Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo fuera oído, ¿qué sería del olfato? 18 Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó. 19 Y si todos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? 20 Sin embargo, hay muchos miembros, pero un solo cuerpo. 21 Y el ojo no puede decir a la mano: No te necesito; ni tampoco la cabeza a los pies: No os necesito. 22 Por el contrario, la verdad es que los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios; 23 y las partes del cuerpo que estimamos menos honrosas, a estas las vestimos con más honra; de manera que las partes que consideramos más íntimas, reciben un trato más honroso, 24 ya que nuestras partes presentables no lo necesitan. Mas así formó Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella, 25 a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros. 26 Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos los miembros se regocijan con él. 27 Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él. (1 Corintios 12:12-27)
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Guadalupe Araya
Publica desde octubre de 2020
"Si de verdad vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo a toda costa", decía el gran Chesterton. A eso nos llama el Amor, y a prisa: conocer la Verdad, gastarnos haciendo el Bien, y manifestar la Belleza a nuestros hermanos, si primero nos hemos dejado encontrar por esta . ¡No hay tiempo que perder! ¡Ave María y adelante! Argentina, enamorada de la naturaleza (especialmente de las flores), el mate amargo y las guitarreadas. Psicóloga en potencia. La Fe, ser esclava de María, y mi familia, son mis mayores regalos.
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