¿Alguna vez te has sentido en una situación difícil de la que pensabas que no podias salir? ¿Has vivido una enfermedad grave de la cual pudiste sobrevivir? ¿Has vivido un momento de angustia o depresión? El salmo que te presento en este articulo puede ser iluminante para agradecer al Señor por su cercanía y ayuda en un momento de dificultad o de enfermedad.

Me refiero al salmo 29(30) que en la Liturgia de las Horas lleva el título de salmo de «acción de gracias por la curación de un enfermo en peligro de muerte». Antes de realizar un analisis de este salmo, te propongo leerlo:

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité,

y tú me sanaste.

Señor, sacaste mi vida del abismo,

me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,

dad gracias a su nombre santo;

su cólera dura un instante;

su bondad, de por vida;

al atardecer nos visita el llanto,

por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:

«No vacilaré jamás.»

Tu bondad, Señor, me aseguraba

el honor y la fuerza;

pero escondiste tu rostro,

y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,

supliqué a mi Dios:

«¿Qué ganas con mi muerte,

con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,

o va a proclamar tu lealtad?

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;

Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas,

me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;

te cantará mi alma sin callarse.

Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

El salmista que ora con estas palabras ha vivido una experiencia en la cual ha tocado conscientemente el límite de la muerte. Es una experiencia de particular belleza. Ha vivido el drama humano de la enfermedad, no habla exactamente de cual, pero sí reconoce de estar cerca del abismo, es decir estar al borde de la muerte. En este salmo todo creyente se puede identificar, ya que la experiencia del límite es constante en la vida del que cree en Dios.

Este salmo posee una estructura muy clara:

a)     Alabanza (vv. 2-4)

b)    Invitación a unirse (vv. 5-6)

c)     Angustia precedente (vv. 6-7)

d)    Descripción de la sanación (vv. 7-9)

e)     Oración de ayuda (vv. 9-11)

f)     Presentación de la alabanza (vv. 12-13)

La declaración  inicial, anuncia el objetivo del salmo: «Te ensalzaré, Señor, porque me has librado» el salmista abre su oración declarando su intención, sabe porqué se dirige al Señor: para agradecer su liberación de las garras de la muerte. Quizá se trata de alguien que tenía la intención de ofrecer un sacrificio en el templo y quiere dar gracias al Señor.

Posteriormente el salmista pasa a reconocer la liberación de la cual se ha beneficiado, y no duda en atribuir al Señor la obra de ser salvado.

La estructura del salmo también se puede observar como círculos concéntricos que comienzan a expandirse cada vez más: inicia con la declaración de la liberación, después se abre a la súplica, reconoce nuevamente la liberación y agradece; el siguiente círculo se expande, narra la caída, una vez más suplica al Señor, reconoce la liberación que ha obrado en él, y presenta su acción de gracias a Dios.

«Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste». En esta frase se puede observar uno de los motivos literarios del salmo, es decir reconocer que el salmista clamó al Señor y éste lo ha librado, lo ha sanado; quiere reconocer con todo su corazón que la salvación y la liberación que ha experimentado la puede atribuir solo a Él.

Otro de los aspectos interesantes de este salmo es el constante uso de contrarios, para expresar cómo el Señor ha obrado una acción totalmente grande, por ejemplo: «su cólera dura un instante»/«su bondad, de por vida» y «cambiaste mi luto en danzas». Esta característica le confiere al salmo una belleza enorme por la riqueza del vocabulario.

Este salmo tiene como centro y motor, la belleza de reconocer que el Señor ha obrado una acción portentosa, grande en aquél que se ha confiado a su amor y a su bondad; que el Señor tiene en sus manos la polaridad Vida y muerte, es el dueño de ambas y puede sanar a aquellos que en Él se refugian, pero sobre todo que les lleva una experiencia “de lo bajo a lo alto”, a una nueva cualidad de la vida.

¿Has vivido una experiencia en la que puedes decir con corazón lleno de gratitud: «Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste»?

Ernesto Camarena

Publica desde febrero de 2022

Soy un religioso Pavoniano, inflamado de amor de Dios. Mexicano viviendo en Italia. Actualmente soy un estudiante de Teología. La Sagrada Escritura y los Padres de la Iglesia me fascinan. Me encanta leer y escribir acompañado de un buen café. «Me has llamado Amigo»