Seré honesto amable lector, me pasé varias horas pensando la manera ideal de cómo iniciar este artículo, pero no la encontré.

Es curioso que considerando el título de esta publicación me fuese difícil saber cómo introducir un pensamiento que dentro de las enseñanzas de Jesús es algo tan simple pero a la vez tan bello. Y eso es porque cuando nos encontramos con algo que nos ha deslumbrado y que hemos logrado comprender en alguna medida queremos transmitirlo de la forma más descriptiva, precisa, especial y BELLA posible. Es decir, queremos hacerlo de una forma tan detallada que en un instante nos damos cuenta de que nos cambiamos al bando de lo complicado. Como evidentemente me sucedió al inicio.

¿Dónde se encuentra lo BELLO en lo sencillo? Es una pregunta que no siempre es fácil de responder, pero para poder darte una ayuda, te recomiendo que leas la entrada de nuestra amiga y colaboradora María V. llamada: “La grandeza de las pequeñas cosas ante los ojos de Dios”. Ya que, en efecto, las cosas sencillas también suelen ser las más pequeñas. Son aquellas con las que convivimos todos los días y de las que varias (o muchas) veces no nos damos cuenta. Pero lo cierto es que, al reconocer esa grandeza en lo sencillo, la vida, se vuelve más BELLA.

Ahora bien, lo sencillo de la vida es una cosa que nosotros podemos darle a ésta, pero quiero hacer hincapié aquí en la parte de la sencillez que se refiere a la que proviene de la persona, de lo que todos y cada uno somos: hijos, padres, hermanas, hermanos, amigas, amigos. Y para ello podemos recordar la definición que dice el diccionario acerca de esa palabra:

Sencillez: Cualidad de sencillo, que no tiene composición, carece de ostentación o no ofrece dificultad

Podríamos hacer una larga lista de adjetivos que bien se podrían relacionar con la cualidad de sencillo hacia una persona, por ejemplo: la sencillez es naturalidad, porque te muestras tal y cómo eres; la sencillez es apertura, porque te permite dar cabida a las personas y a las cosas de alrededor; la sencillez es generosidad, porque te deja darte hacia los demás; la sencillez es alegría, porque te hace disfrutar hasta de lo más pequeño; y de esta forma podríamos continuar con la lista mencionando cada aspecto que la belleza de la sencillez nos permite ver. ¿Te has preguntado si has conocido a alguna persona con estas cualidades?

A tu alrededor, en la ciudad y en la comunidad donde vives es probable que al menos conozcas o hayas conocido una persona por la que resulte inevitable sentir agrado, deseo de conocerla, saber cómo piensa, saber porqué es así. Y en ese momento lleno de cuestionamientos podemos regresar al significado que nos trajo hasta aquí: la sencillez es, sencillamente, la sobriedad del corazón. 

Pues bien, podríamos intentar darnos explicaciones de cómo es que alguien puede llegar a ser tan sencillo, pero es también en ese mismo momento donde no comprendemos el transfondo de la palabra “sencillo” y de nueva cuenta nos habremos de encontrar en el bando de lo complicado. El ritmo acelerado de la vida de hoy en día, en muchas ocasiones, no nos permite observar lo valioso de esta actitud que con el paso del tiempo nos vamos dando cuenta que necesitamos para vivir en verdad y en paz.

Con todo esto si todavía te resulta complicado comprender qué tanto debe de abarcar la sencillez en nuestra vida, te invito a que te acerques a una persona que tú bien ya sabes quién es, Él, estoy seguro que te podrá decir de una mejor manera y tal vez de una forma más “sencilla”, la importancia de por qué mientras más sencillo, mejor.

Como mi primera aportación a este gran proyecto, me pareció adecuado hablar de algo tan necesario especialmente conforme va pasando el tiempo, además como nuestra misión de poderte transmitir la belleza que tenemos a nuestro alrededor y de la cual somos tan bendecidos, es preciso poder hacerlo en un lenguaje sencillo y con ello poder apreciarlo de la forma más amplia posible.

Diego Quijano

Publica desde abril de 2019

Mexicano, 28 años, trabajando en ser fotógrafo, bilingüe y un buen muchacho.