Nuestra iglesia propone conmemorar a los Santos Inocentes, todos esos niños en y alrededor de Belén, menores de dos años, que Herodes había masacrado para matar a Jesucristo. No sabemos el número exacto ni sus nombres, pero la Iglesia los incluye entre sus mártires.

Honramos su sacrificio. A través de nuestra honra y adoración a Dios, buscamos expiar los muchos pecados contra la vida humana, comenzando con el aborto, la eutanasia, e incluyendo otras formas de asesinato, el desprecio por la seguridad y la dignidad de los demás, el maltrato, la indiferencia a la difícil situación de los demás y todos los demás pecados contra la vida.

¿De dónde viene la crueldad humana? Seguramente crece en nosotros por etapas, ya que la mayoría de nosotros no nacemos con un miedo asesino hacia los demás. Es “legada” a nosotros por otros, y la cultivamos en nuestro corazón. El odio, enraizado en el miedo, se transmite, y los asesinos heredan el pensamiento de que hay algunos que no son dignos de su respeto y amor.

Y mientras [Herodes] persigue así a Cristo, proporcionó un ejército (o mártires) vestidos con ropas blancas de la misma edad que el Señor…. ¡Oh, benditos niños! Sólo dudará de vuestra corona en esta vuestra pasión por Cristo, que duda de que el bautismo de Cristo tenga un beneficio para los niños. San Agustín

Herodes era claramente un hombre temeroso, tan temeroso que no se conmovía ante los llantos de los padres que lloraban, o de los niños que sufrían. Su corazón se había vuelto cruel por la insensibilidad repetida infligida a otros, debido a un miedo furioso e irracional que no le permitía ver la belleza del designio de Dios para el mundo.

Sabemos bien que los Santos Inocentes siguen siendo asesinados en nuestro mundo a través del aborto. Y aquí también, a menudo es el miedo lo que impulsa la matanza: ¿Qué cambios traerá este bebé que yo no pueda soportar?; ¿Qué pasa si mis padres se enteran de que estoy embarazada?; ¿Cómo afectará este embarazo a mi carrera? Y la sociedad dice: ¿Qué pasa con la pobreza?; ¿Qué pasa con la sobrepoblación? Y muchas otras preguntas y dificultades.

Aquel que al nacer tuvo Ángeles que lo proclamaron, los cielos que lo atestiguaron y Magos que lo adoraron, seguramente podría haber evitado que estos [Santos Inocentes] no hubieran muerto por Él, si no hubiera sabido que no murieron en esa muerte, sino que vivieron en una mayor bienaventuranza. San Agustín

Y así el miedo impulsa el actual derramamiento de sangre. El miedo hace que nos centremos en nosotros mismos, de tal manera, que pensamos muy poco en lo que le hacemos a los demás. El aborto se convierte así en una “abstracción”, un “asunto” que se debate, una “elección”. El miedo es real, y el miedo eclipsa todo lo demás, opaca la belleza de las cosas que Dios con su infinita bondad nos regala. El miedo se insensibiliza, y así el asesinato de los inocentes se convierte en plausible, como la “elección” de la mujer, o la “libertad” reproductiva.

La única solución al miedo es la confianza, la fe en Dios. Sólo Dios puede liberarnos de los terribles miedos que actualmente impulsan el aborto. En la Iglesia debemos ser realistas sobre los miedos que muchos padecen ante el misterio de la nueva vida, y debemos dar razones para la esperanza y la confianza. El miedo es un cruel maestro de tareas y nos lleva a hacer cosas bastante horribles.

Una de las líneas más comunes en el Nuevo Testamento es “No tengan miedo”. La esperanza, la confianza y la contemplación de la belleza de la fe son importantes para nosotros en la fiesta de los Santos Inocentes.

Lejos está el pensamiento de que Cristo, que vino a liberar a los hombres, no hizo nada para recompensar a los que murieron en su nombre, cuando colgado en la cruz rezó por los que le dieron muerte. San Agustín

Cuando Dios preparó una gran liberación con el nacimiento del niño Jesús, el Diablo, se enfureció, esta vez a través de Herodes, en una ira asesina impulsada por el miedo. En nuestra época, en una escala como nunca, el Diablo va tras los niños con el mismo miedo de siempre. ¿De qué tiene miedo?; ¿Está Dios planeando algo grande en el futuro cercano?

Quiero dejar claro que el aborto, la matanza de los inocentes en nuestra época, no es y nunca podrá ser considerado algo bueno o una “señal positiva”, ni tampoco puede discutirse su validez. Tal especulación podría causar que algunos concluyan erróneamente que el aborto es parte del plan de Dios, algo que deberíamos ver “positivamente”, o algo que debe suceder de forma inevitable. No deberíamos, debe ser combatido. Es obra del maligno, que está arraigado en el miedo.

Abner Xocop Chacach

Publica desde septiembre de 2019

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Joven guatemalteco estudiante de Computer Science. Soy mariano de corazón. Me gusta ver la vida de una manera alegre y positiva. Sin duda, Dios ha llenado de bendiciones mi vida.