El calor de hogar es el aroma especial de la temporada, la Corona de Adviento nos ilumina con su quinta vela y junto con las estrellas del cielo, las luces que iluminan nuestro árbol y nuestro Pesebre; nos llenamos de alegría.

¡Es el acontecimiento más bello del año lo que detiene el trabajo y las labores diarias; para dar paso a la compañía, a la entrega, a la felicidad y a la paz! La belleza del momento es indescriptible y solo el amor puede guiarnos a conocer y disfrutar de lo maravilloso que ha ocurrido; pues la espera ha terminado y nuestra preparación con el Adviento para este momento único ha valido la pena.

Porque la Gracia de Dios que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado. Tito 2, 11

¡El Hijo de Dios, el Salvador, ha nacido entre todos los hombres! 

La Natividad del Señor representa la esperanza, y con ella todas las demás emociones de felicidad y júbilo que culminan con la paz y la tranquilidad. Es la llegada de Jesús lo que marca un antes y un después, y lo que Él nos viene a brindar con su vida es la mayor expresión de amor que se pueda dar. 

Jesucristo es la razón por la cual en este tiempo nos sentimos alegres, es el motivo por el cual buscamos la unión, la reconciliación y la paz; los buenos deseos y las buenas acciones. Darse al prójimo se convierte en la actividad que buscamos todos los días, porque en nuestro corazón no queremos que los demás vivan este acontecimiento solos. El regalo de nuestras acciones para los demás es el signo de que el Amor de Dios está en nosotros y queremos compartirlo con quienes aún no lo reciben. 

Cristo es la expresión máxima de la belleza del amor del Padre hecho hombre. Es el mayor regalo que pudo haberse dado a la humanidad. Contemplar con ternura su Nacimiento y el desborde de amor de la Virgen María para Él siendo tan solo un pequeño son imágenes hermosas que provocan momentos únicos, los cuales revivimos cada 25 de diciembre en la armonía de nuestro hogar al abrazar a toda nuestra familia y todo aquel a quien podamos ayudar. 

Lo especial de la Natividad del Señor radica en la alegría de la vida. Así como es para nosotros motivo de felicidad el regalo de vivir un año más de vida, esta fecha celebramos un año más que Jesús vino a caminar entre nosotros para darnos esperanza y vida en abundancia. (Cfr. Jn 10, 10). Es por esa razón que lo celebramos a Él con la fiesta más esperada, con la Santa Misa y posteriormente con la cena que todos disfrutamos por esa emoción de vivir el amor, de vivir los momentos más entrañables que podemos tener en familia, porque Él es el amor. Y en su celebración solo el amor basta, solo Él basta. Teniendo a Cristo en nuestro corazón todo lo demás es añadidura; si lo tenemos a Él, lo tenemos todo. Cuando festejamos a alguien por un año más de vida, todos nos llenamos de gozo por esa persona; de la misma forma en la Natividad del Señor es a Cristo a quien tenemos como la persona más importante y es gracias a Él que tenemos momentos tan bellos en familia, en pareja y con amigos. Cristo incluso en su cumpleaños nos comparte su alegría amándonos y enseñándonos a amar.

Una de las cosas más bellas de la Natividad es que cualquier momento puede ser perfecto para celebrarlo. Al igual que nosotros, con Él no es indispensable planear su festejo: los cumpleaños más bellos y hermosos, aquellos que nos causan nostalgia, son aquellos que pasamos con las personas que amamos aun en la pobreza porque nunca faltó el amor, ¡y Jesucristo también gusta de lo mismo! Al compartir un pedazo de pan con el que no tiene, al darle compañía a quien está solo, al abrazar a quien está herido, ¡estamos dándole el mejor regalo a Cristo! 

Es Navidad cada vez que permitimos a Jesús amar a los demás a través de nosotros. Santa Madre Teresa de Calcuta

En este momento tan bello también debemos hablar de una persona muy importante dentro de este acontecimiento, sin quien la labor de la Salvación tampoco habría sido posible. Así como la Virgen María es la Madre de Dios, San José como padre de Jesús complementa y da vida a la Sagrada Familia, creación del mismo Dios Padre como ejemplo para todos y lugar natural donde se vive el amor y en donde aprendemos a amar. San José en su figura protectora proporcionó la fortaleza y seguridad que una madre y un hijo necesitan y Santa María como mujer cuidadosa le dio la atención que un hijo requiere para crecer; ambos siempre amando cumplieron con la figura que cada cual representaba y juntos conformaron la pareja que cuidó de Jesús.

Esta época del año es un tiempo de alegría en donde los regalos no faltan, sin lugar a dudas el mejor regalo es el amor; pero debemos de tener siempre presente que el mayor presente que pudimos recibir es este, la Natividad del Señor. Dios nos ha brindado el mejor de los obsequios al brindarnos a su Hijo.

¿Qué ha traído Jesús? Realmente, si no ha traído la paz al mundo, el bienestar para todos, un mundo mejor ¿Qué ha traído? La respuesta es muy sencilla: a Dios. Ha traído a Dios. Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, 2007, p 25

Vivamos esta Natividad del Señor con júbilo, como si fuera la primera vez. Invita a tus familiares y amigos a vivir el nacimiento del Hijo de Dios, háblales de Jesús e invítalos a disfrutar de su día. Él está aquí por nosotros, Él nos quiere con María y José, y con nuestro Padre del Cielo. ¡Vivamos esta Navidad con alegría, con Cristo, con nuestros hermanos!

El equipo de redacción de FOCUS y todo el equipo de Cathopic te deseamos a ti y a todas las personas que amas, ¡Feliz Navidad! Que Jesús, María y José sean los invitados de honor en tu hogar y todos juntos vivamos la belleza del amor de Dios.

¡Un fuerte abrazo! Dios contigo.

Diego Quijano

Publica desde abril de 2019

Mexicano, 28 años, trabajando en ser fotógrafo, bilingüe y un buen muchacho.